20110406

Berlín: Sony Center (Postdamer Platz)

La zona más emblemática de la Postdamer Platz del siglo XXI es el Sony Center, una plaza cubierta por una gran cúpula de aspecto futurista, obra del alemán Helmut Jahn. El conjunto fue construido en 2000 y alberga las oficinas de la empresa Sony en Europa.



Bajo el vidrio y el acero se encuentran varias salas de cine y el Museo de Cinematografía, con la Colección Marlene Dietrich, así como una amplia variedad de restaurantes, cafés y hasta una galería comercial.





Es un buen sitio para sentarse un rato, comer algo y tomar un café y así coger energía para seguir visitando la capital alemana, de la que todavía nos queda mucho por descubrir.

Fuente del Texto: Berlín en el Bolsillo (Guía)

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20100602

Berlín: el primer semáforo de Europa

De la arquitectura original de Postdamer Platz del Siglo XIX apenas quedan elementos. Entre tanta modernidad, casi se nos pasa por alto que aquí se encuentra la réplica de la Torre de Tráfico colocada en 1924, nada menos que el primer semáforo que empezó a funcionar en la vieja Europa.



Fuente del Texto: Wikipedia.


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20100601

Berlín: Postdamer Platz

La Puerta de Brandeburgo, el Reichstag, el Memorial del Holocausto, el antiguo emplazamiento del búnker de Hitler, hemos consumido prácticamente toda la mañana viendo todo esto en la capital alemana y va siendo hora de tomar algo y descansar. Siguiendo el orden de visitas por proximidad, es hora de reponer fuerzas, y el mejor sitio que tenemos a mano es la Plaza Postdamer.

Al llegar, cuesta creer que aquí en los 80 hubiese un gigantesco solar dividido por El Muro donde los soldados de la RDA se entretenían disparando a las liebres que asomaban entre las ruinas.



Hoy todo eso quedó atrás, los pedazos de tapia que aún quedan y los guardias (de atrezzo) que se ofrecen a poner un sello en el pasaporte de los turistas, apenas destacan entre los gigantescos murales publicitarios.


Postdamer Platz es el centro neurálgico del Berlín moderno, donde un puñado de los arquitectos más famosos de finales del siglo XX no repararon en gastos a la hora de diseñar un espacio donde coexisten sedes de grandes empresas tecnológicas y automovilísticas, salas de cine y teatro, esculturas vanguardistas, restaurantes, galerías comerciales y la sede del prestigioso Festival de Cine de Berlín (La Berlinale).

De todo el conjunto destaca el Sony Center, al que dedicaremos artículo (y fotografías) aparte.

Fuente del Texto: Revista Viajes Nacional Geographic nº 68.
Imagen adicional: Wikipedia.


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20100530

Berlín: El antiguo emplazamiento del búnker de Hitler

En la manzana contraria a donde se haya el Memorial del Holocausto, se encuentra una barriada de apartamentos con varias plazas de parking y algo de zonas verdes que en principio no llama la atención por nada en especial. No figura en las guías ni en las revistas de viajes y la razón es muy sencilla: Allí no hay nada que ver.

Pero la Historia sí tiene mucho que contar sobre este sitio. Estamos en la zona donde se ubicaba el Führerbunker, el refugio antiaéreo donde Hitler pasó sus últimos días mientras veía impotente como Berlín caía ante los ataques de la aviación aliada y la ofensiva terrestre soviética.

La guerra estaba perdida, no había posibilidad de escapar y las noticias que llegaban del exterior eran cada vez más desesperantes. Es seguro que Hitler fue consciente mucho antes de cuál era la única salida que le quedaba, pero se dice que fue el hecho de enterarse con detalle de lo que le había ocurrido al dictador italiano Benito Mussolini y a su amante (el 29 de Abril de 1945 ambos fueron ejecutados y sus cuerpos brutalmente ultrajados en público), lo que precipitó la decisión de suicidarse junto a Eva Braun. Para evitar que los rusos pudieran hacer con sus cadáveres algo parecido a lo que en Milán hicieron con su antiguo aliado, dispuso que ambos fuesen posteriormente incinerados en las inmediaciones del búnker.

Hitler murió el 30 de abril de 1945 y el búnker fue tomado por las fuerzas soviéticas dos días después. Tras la guerra, los restos del refugio fueron olvidados hasta que años después fueron demolidos para construir sobre ellos apartamentos. Se piensa que es posible que las habitaciones de la última planta, la más profunda, continúen intactas, protegidas por los 3 metros de hormigón del techo. En cualquier caso, nadie tiene prisa por ponerse a excavar.



Actualmente, un único panel informativo, de reciente colocación, indica que allí una vez estuvo el búnker de Hitler. No merece la pena pasar más de un minuto allí, es hora de seguir en busca de sitios más agradables para visitar.

Fuente del Texto: Antony Beevor: Berlín. La Caída, 1945. (2002)
Imagen adicional: Cartel de la película “El Hundimiento” (Alemania, 2004)

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20100529

Berlín: El Memorial del Holocausto

En Berlín hay sitios donde difícilmente nos llevará de visita un berlinés, por muy amigo y hospitalario que sea. No están demasiado orgullosos, más bien todo lo contrario, de muchas cosas que desde aquí se hicieron no hace tanto tiempo. No es para menos. El Memorial del Holocausto, a una manzana al sur de la Puerta de Brandeburgo está ahí para recordarnos una de ellas.


Inaugurado en 2005, se trata de una superficie de 19.000 metros cuadrados que ha sido desnivelada adrede y donde se han colocado 2.711 bloques de hormigón de distintos tamaños, desde 20 centímetros hasta casi cinco metros de altura. No se puede decir que sea un laberinto propiamente dicho, pues sigue una ordenación en cuadricula bien definida, pero adentrarse en su interior no deja de sobrecoger en cierta medida.


Esa es la idea de su creador, el arquitecto norteamericano Peter Eisenman. Se empieza andando entre pequeños bloques que apenas superan la altura de la rodilla y poco a poco vamos adentrándonos entre ellos mientras vemos como crecen en tamaño y se convierten en unas moles de aspecto amenazador, realmente desde fuera no parecen tan altos. Una vez dentro, se oyen voces de gente que se acerca o se aleja y tenemos la certeza de que hay más turistas a nuestro alrededor, pero sin estar seguro de si nos vamos a cruzar de bruces con ellos o si se alejarán por otro camino.


No deja de ser una experiencia inquietante. Un guía español, al que pudimos escuchar a la salida, decía a su grupo que lo que se pretende es transmitir lo que sintieron los judíos en la época de los nazis, cómo las dificultades a las que les iban forzando crecían cada vez más y más, sin saber qué era lo que iba a venir a continuación, hasta finalmente convertirse en el exterminio de la mayoría de ellos. Vale la pena pararse a reflexionar un poco sobre esto, posiblemente así fuera y ahí queda el Memorial para recordarlo.

Fuente del Texto: Revista Viajes Nacional Geographic nº 68.

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